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Nuevas dinámicas de trabajo para el nuevo año


Al llegar estos días, muchas personas se empiezan a mentalizar para marcarse, de cara al próximo año, alguna meta que alcanzar. Puede ser dejar de fumar, iniciar una dieta, apuntarse al gimnasio o simplemente tener más paciencia con el mundo en general. En fin, cualquier excusa es buena si nos ayuda a mejorar como seres humanos y a sentirnos más realizados. Obviamente, esto es muy válido también para el mundo laboral. Válido y saludable, porque, a fin de cuentas, de lo que estamos hablando es de cambiar de dinámica, de tomar nuevos caminos y conseguir nuevos retos. Y, precisamente, para ello una de las claves es marcarse un objetivo. Para muchos puede parecer una obviedad, pero no lo es tanto. Cuando digo marcarse un objetivo no digo sentarse en una silla y decir: ¡el año que viene, facturación de 3 millones de euros!, dándonos una palmadita para luego cruzarnos de brazos. Vendría a tener la misma efectividad que pedirlo al paso de una estrella fugaz. Para marcarse un objetivo de verdad, tenemos que hacer un profundo análisis, viendo las estrategias y objetivos del año que termina, los éxitos (y fracasos) en nuestro haber, y todo lo que queda en el debe. Con todo esto, y valorando los inputs que nos puedan llegar de dentro de nuestra misma empresa y negocio, así como del exterior (competencia, mercado, situación económica general, etc.), debemos ser capaces de decir: para el año que viene quiere esto. Y esto no es cualquier cosa: es aquello que por encima de todo colmará las expectativas profesionales del año siguiente. La Champions de nuestro trabajo, si se me disculpa el símil futbolístico.  Este es el primer paso. Luego, hay que implementar las nuevas dinámicas que permitan alcanzar el objetivo marcado.

Por lo que se intuye, una de las dinámicas que se va a ganar mucho peso es el hecho de trabajar desde casa, que podría alcanzar una tasa del 40% según algunos pronósticos. Para las empresas, dar este paso es un tanto arriesgado y difícil, ya que supone dar mucha autonomía y carga de responsabilidad para el trabajador, y es algo que a las empresas, con su actuar muy paternalista, les cuesta asumir. Pero somos todos adultos y responsables de nuestros actos, así que, ¿por qué no? A la larga puede ser un beneficio para todos: para el empresario, porque sus gastos disminuyen muy sensiblemente (necesidad de menos espacio, utensilios y herramientas, consumo energético…) y tiene unos trabajadores realmente fieles y motivados, porque si trabajan desde casa y lo hacen bien, está asegurado su compromiso; y para el trabajador, porque obviamente la calidad del trabajo no es igual en casa y a nuestra manera que lejos de casa y bajo unas normas que, puede, nos resulten algo incómodas de sobrellevar.

Otra de las dinámicas que se vislumbran para el próximo año es, dentro del desarrollo tecnológico que seguirá avanzando, el progresivo desdibujamiento de la línea que hasta ahora ha separado la vida laboral de la vida personal. La vida laboral nos sigue a todas partes, en nuestro portátil, en nuestro smartphone o en nuestra Tablet, y a su vez llevamos un poco de nuestra vida personal allí donde trabajamos. Lo ideal será saber congeniar una y otra, para que la vida laboral no acabe engullendo la vida personal, porque a fin de cuentas es la que nos mantiene en un óptimo estado de salud mental y productividad. Marquémonos pues un objetivo para el próximo año, nuestro GRAN objetivo, y trabajemos duro para alcanzarlo, atentos a lo que puedan traernos los nuevos tiempos. ¡Feliz 2015!

 

«El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños».

Eleanor Roosevelt

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