Mis 5 claves para un óptimo rendimiento trabajando a distancia
Si os tengo que ser sinceros, a lo largo de toda mi vida laboral nunca he llevado bien el hecho de trabajar en una oficina, centro de trabajo, llamadlo como prefiráis. Esto de tener que levantarme, salir del hogar, desplazarme, sentirme en un ambiente que me es extraño, donde uno nunca puede concentrarse del todo, donde tu trabajo puede verse interrumpido en cualquier momento por infinidad de causas y situaciones… Definitivamente, no ha sido nunca lo mío. Lo pensaba hace años y sigo pensándolo ahora. A menudo, debo confesarlo, me sentía como un vago al que simplemente le daba pereza salir de casa para ganarse el pan como sí era capaz de hacer el resto de la humanidad.
Pero no era así. Simplemente, estaba martirizándome porque no me comportaba como parecía que todo el mundo debía comportarse. Obviamente, la tradición marca que para ganarse el sustento uno debe salir de casa, desplazarse hasta el centro de trabajo, cumplir con un horario y, luego, de vuelta a casa. Pero, por suerte, la tecnología, en forma de red y todas sus posibilidades, cloud crm para autónomos, facturación online, etcétera, ha roto, esperemos que para siempre, el tópico de “ir al trabajo”«>la tecnología, en forma de red y todas sus posibilidades, cloud crm para autónomos, facturación online, etcétera, ha roto, esperemos que para siempre, el tópico de “ir al trabajo”. Ahora, realmente, es el trabajo el que viene a ti, estés donde estés. Es un auténtico milagro que conlleva multitud de ventajas, aunque por novedoso, y porque aún se tiene poca fe en éste nuevo método (por lo menos en nuestro país), no está tan extendido como sería deseable. Ni tampoco han llegado al gran público las claves para desenvolverse satisfactoriamente cuando se trabaja a distancia. Sea desde casa, sea viajando; dónde se os ocurra. Tenemos tan grabado en nuestros genes que para trabajar hay que desplazarse a un lugar donde allí y solo allí podemos ejercer nuestro trabajo, presencialmente, que a menudo somos nosotros mismos los que colocamos barreras mentales que nos hacen pensar que nunca es posible trabajar debidamente si lo hacemos en nuestra casa o sentados en un avión cruzando el océano.
Bueno, en mi caso nunca ha sido así, porque como os contaba yo mismo buscaba mi entorno favorable para poder dar el máximo rendimiento que, como profesional (en mi caso particular, profesional de la comunicación y creativo), podía dar. Llegué a la conclusión que mi mejor versión como profesional se daba como freelance, convirtiendo mi casa en mi pequeño despacho casero. «>Llegué a la conclusión que mi mejor versión como profesional se daba como freelance, convirtiendo mi casa en mi pequeño despacho casero. Así lo hice, y con los años he podido aprender algunos pequeños trucos y claves para poder trabajar desde casa, hacerlo con éxito y no morir en el intento. Porque, aunque pueda suponer muchas ventajas, si nos lanzamos a trabajar a distancia debemos ser muy conscientes que obliga a ciertas adaptaciones que, de no hacerlas, pueden llevarnos a pensar, por ejemplo, que el peor día de nuestra vida fue el día en que decidimos trabajar desde casa.
1. Autodisciplina
¡La autodisciplina se debe aplicar también al descanso![/caption]
Una de las grandes excusas que he oído decir siempre para no trabajar en casa es que fácilmente puedes distraerte, relajarte y olvidar tus obligaciones. De hecho, es un pensamiento tan arraigado que hasta yo mismo temí que sucumbiría a las múltiples tentaciones que encontramos en el hogar. Porque sí, es cierto, cuando uno se desplaza a una oficina no tiene el sofá cómodo donde da gusto ver el televisor, ni la terraza donde tomamos el sol los fines de semana… Y cuando damos el paso y aceptamos el trabajo a distancia, tenemos todos estos placeres justo al alcance de la mano. Pero la solución es fácil, muy fácil. Y se llama autodisciplina. Hay que decirse a uno mismo: ¿Para quién trabajo? Para mí. ¿Por qué trabajo? Para ganarme el sustento y para realizarme como profesional. Luego, si me dedico a holgazanear nunca conseguiré estos objetivos. Recordarse estos conceptos es básico, y si hace falta, cada día hay que estar mentalizado de porqué hemos elegido trabajar a distancia. No lo hacemos para pasar de todo y comportarnos como eternos adolescentes. Lo hacemos para rendir más y mejor, y si se vive más cómodamente, tanto mejor.
Dejadme añadir, porque es muy importante, que la autodisciplina no se debe entender como un yugo que nos imponemos a nosotros mismos. Debemos ser disciplinados para el trabajo, pero también para el descanso. Porque otro posible riesgo que entraña trabajar a distancia es que, precisamente, porque no hay un sitio físico donde trabajar, no necesariamente hay horarios de apertura y cierre. Ya no os cuento cuando se trabaja desde casa. Si no sabemos ser disciplinados con nosotros mismos, acabaremos trabajando dos jornadas laborales en un solo día, y es evidente que ésta es la peor forma para conseguir un mayor rendimiento. Lo que conseguiremos es un agotamiento terrible, que tiremos la toalla o que caigamos enfermos. Hay que saber decir basta, y no prometer a nuestros clientes cosas que no podamos cumplir fuera de nuestras horas de trabajo, ni tampoco les abramos puertas para comunicarse permanentemente con nosotros. Porque, os lo garantizo, si damos la imagen de que ofrecemos un servicio 24 horas, no podremos escapar jamás de él. Por lo tanto, seamos generosos con nuestro horario laboral propio, pero también seamos generosos con nuestro espacio para el ocio y el descanso. Todo se puede hacer, si se gestiona bien y si uno se mantiene firme con dicha gestión. No por nada la gestión de un autónomo es fundamental. Por ello es importante la autodisciplina también en este sentido.
2. Autoorganización
Una vez tuve claro que aquello era lo que quería, y que era necesario que lo hiciese mejor que nadie, me pude dar cuenta de otro aspecto que está íntimamente relacionado al hecho de trabajar a distancia. Cuando uno está en la oficina, suele tener alguien encima de él. Da igual la función o el cargo, normalmente hay alguien que nos va a recordar qué es lo que tenemos que hacer, o incluso nos reprochará no haber hecho tal o cual trabajo a su debido tiempo. Con lo cual, es como si siempre tuviéramos una agenda en forma de superior en el cargo, compañero de trabajo, o incluso subordinado, que en parte nos ayuda a recordar, en todo momento, cuál es nuestra tarea pendiente.
Pero cuando alguien, como yo, trabaja en casa, no tiene nadie que le recuerde absolutamente nada. Así que, si tenemos la suerte de tener mucho trabajo (porque, no lo dudéis, tener trabajo es una suerte), puede que acabemos por perdernos sin ningún tipo que nos incordie recordándonos que para tal día y tal hora debemos presentar tal informe. Llegado un punto, yo también empecé a perderme. Mi memoria es poco organizada, así que empezaba cada jornada de mi nueva vida laboral devanándome los sesos intentando organizar aquella mezcla amorfa de fechas, datos, nombres… Pero al final di con la clave. Como con la autodisciplina, en este caso hablaríamos de autoorganización. Un buen día, me cansé de perder el tiempo por algo que era totalmente innecesario y empecé a apuntar todas mis tareas en una libreta. Todas, con su nombre de cliente referenciado, datos de contacto y la fecha de entrega del trabajo en cuestión. Luego, para pulir un poco más el sistema, lo reorganicé en una hoja de cálculo. Asignaba prioridades cada mañana cuando empezaba mi jornada, e iba marcando trabajos a medida que iba realizándolos. Hacerlo me supuso un enorme ahorro de tiempo y energía mental. Y, a su vez, me permitió descubrir la siguiente clave: la automotivación.
3. Automotivación
Trabajando a distancia tampoco disponemos de nadie que nos dé palmaditas en la espalda cuando hacemos un buen trabajo, ni se nos prometen pluses, ni vacaciones adicionales ni nada por el estilo. Debemos encontrar nosotros mismos la motivación cada nuevo día.
El método que mejor me ha funcionado siempre es, como decía, hacer una lista diaria de los trabajos pendientes. Más allá de la hoja de cálculo que comentaba, también escribo a mano, cada mañana, los trabajos que tengo que hacer aquél día. Y, cuando acabo uno, lo tacho con toda la felicidad del mundo. Lo que digo siempre en estos casos es que lo mejor que podéis hacer es escribirlo a mano y tacharlo, con fuerza, como si os desahogarais, porque cada tarea que realizamos es un pequeño éxito que debe empujarnos a seguir. Si al acabar el día tenéis el listado tachado por completo, os garantizo que estaréis muy motivados para el día siguiente.
4. Autoconocimiento
Cuando uno trabaja en un puesto de trabajo, debe adaptarse. Adaptarse al horario, a las condiciones de temperatura, ruido, luminosidad, adaptarse a una forma de vestir, de estar… Incluso adaptarse a comer o beber en determinados momentos y no en otros.
Si trabajamos a distancia, y nos lo podemos permitir (no siempre es así por más que nuestro trabajo no sea presencial), es bueno que tengamos un conocimiento profundo de nosotros mismos para adaptar, ¡por fin!, la jornada laboral a nuestros biorritmos y peculiaridades como individuos que somos. En mi caso, siempre me había lamentado del tener que madrugar, cuando sabía que mi cerebro no era operativo al 100% hasta las 9 o las 10 de la mañana. Por lo contrario, muchas noches me sentía inspirado y lleno de energía. Pero en el mundo de la comunicación no hay muchas posibilidades de hacer turnos de “tarde-noche”.
Por ello, aunque me costó cierto tiempo despojarme de los viejos hábitos del trabajo presencial, acabé adaptando mis horarios a mí mismo. Porque, como decía unas líneas más arriba: trabajamos para nosotros mismos. Y para buscar el máximo rendimiento. No madrugo y empiezo la jornada laboral a las 9:30, ya con mi mente despejada y funcionando a toda máquina. Descanso cuando sé que no puedo dar más de mí, y trabajo a horas que muchos calificarían de intempestivas porque es cuando mi cerebro suele inspirarse. Es el autoconocimiento, la llave que os descubrirá cómo sacar el máximo provecho de esta máquina tan talentosa que somos los humanos.
5. Autoformación
Trabajando en casa me he dado cuenta también de que corro cierto riesgo de quedarme alejado del mundo, de las novedades en mi área, de todo lo que surge en el terreno tecnológico y que tiene enorme potencial para el desarrollo de mi profesión. Pero, también, he visto que si uno sigue una constante autoformación, en lugar de quedarse out puede estar absolutamente a la última, y renovándose continuamente para ofrecer servicios nuevos, mejorados, más eficientes y más productivos.
Porque ya no hay unos parámetros limitados como los que nos marca el trabajo presencial, aquí disponemos de horas y de energía a organizar por y para nosotros mismos. Es necesario que guardéis unas horas al día, o a la semana por lo menos, a leer artículos, moveros por foros, investigar nuevas aplicaciones, programas de gestión, descubrir conceptos como la nube, etcétera.
El trabajo presencial pocas veces da margen para ser autodidacta, aprovechad la oportunidad que os brinda el teletrabajo.
Éstas serían mis cinco claves para dar un óptimo rendimiento cuando se trabaja a distancia, claves en las que me aplico a diario y que he ido puliendo con estos años. ¿Cuál es vuestra experiencia? ¿Compartís mis claves? ¿Añadiríais alguna? De antemano, os agradezco vuestra participación.
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Suscribo hasta cada punto y cada coma de tu excelente artículo. Soy socio de un despacho de abogados situado a 40 kms de mi hogar. Al no tener horarios y por no tener «jefes» me tomaba una horario ampliado que se traducía en llegar el último pero también salir el último.
Pero curiosamente en esta situación me he sentido aún más presionado, en mi caso por mis socios y no porque se entrometan sino porque no podía evitar sentirme culpable pues tenía la sensación de que cuando llegaba estaba la mitad del trabajo hecho.
Asi que decidí empezar a quedarme en casa e ir al despacho de vez en cuando.
Y curiosamente, aplicando unas reglas muy similares a las tuyas rindo mucho más y además puedo participar en las tareas domésticas y la conciliación familiar que es en mi opinión el gran caballo de batalla que tenemos en este país, sobretodo los autónomos.
Respecto al tema de las listas y demás en la «autorganización», no sé si conoces la filosofía GTD, que precisamente trata de eso y mucho más. Dejo ahí la idea por si no la conoces, que puedas investigar