Jugar aumenta la productividad y estimula la memoria

Algunas empresas, no muchas, tienen pequeñas zonas destinadas al ocio de sus trabajadores. Yo sé de algún amigo que en horas de trabajo tiene permitido echar una partida en la videoconsola. Sin pasarse, claro. Y conocidas son las políticas de grandes empresas como Google, donde sus empleados pueden relajarse con pelotas, jugando al billar o echando una partida al futbolín. ¿Pérdida de tiempo? No, ya que está demostrado que jugar aumenta la productividad. Un reciente estudio elaborado por TechnologyAdvice.com para saber cómo afectan los juegos al cerebro ha sacado como conclusión que jugar aumenta la productividad de los trabajadores de una forma muy rápida y sencilla. Pero no sólo eso. Por lo visto, jugar tiene otros efectos muy beneficiosos para nuestro cerebro:

• Aumenta la motivación
• Segrega testosterona
• Incrementa la empatía
• Mejora la memoria
• Nos hace más eficientes

En esta infografía se resume lo que ocurre en nuestro cerebro cuando estamos jugando.

Los jefes reconocen que jugar aumenta la productividad

No es la primera vez que salen estudios que confirman el hecho de que jugar aumenta la productividad. No hace mucho, la desarrolladora de juegos Jane McGonigal afirmaba que los trabajadores que juegan tienen «mejor concentración, capacidad cognitiva, flexibilidad, colaboración con el entorno, solución de problemas y menos predisposición al abandono en el trabajo». Pero no se trata de pasarse el día jugando. Según su experiencia, 4 minutos a la hora son suficientes para lograr estos efectos beneficiosos. Aunque cueste creerlo, los resultados para nuestro cerebro son similares a, por ejemplo, los de dar un paseo. Incluso la mismísima Universidad de Oxford respalda el hecho de que jugar aumenta la productividad en la oficina. En un artículo publicado en Gamnification se hacen eco de un estudio realizado por este centro. Uno de cada cuatro encuestados aseguraba que jugaba en el trabajo, y que eso le ayudaba a estar menos estresado y más centrado. Lo mejor es que sus jefes lo reconocían.

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