GTD: La mente como el agua
Cada vez somos más los que comprendemos que el tiempo no se puede gestionar. Si en el año 2016 tu empresa contrata consultores para enseñarte a gestionar el tiempo, o si te apuntas a los cursos subvencionados con el título “Gestión del tiempo” de determinados organismos, siento decírtelo, o tú o tu empresa estáis tirando el dinero. Cada vez somos más los que comprendemos que si no trabajas en un proceso industrial o en un trabajo manual y repetitivo; si tu trabajo no es 100% definible, lo único que puedes gestionar es tu atención. Cada vez somos más los que comprendemos que GTD es el estándar de productividad que mejor permite gestionar tu atención (para comprender qué es GTD este post te lo explica detalladamente) . Ya en su primer libro, “Organízate con Eficacia” David Allen, antes de describirnos su metodología, invierte tiempo en explicarnos este concepto: Una nueva práctica para una nueva realidad, titula su primer capítulo. Primero cita a Peter Drucker, acuñador del término “trabajo del saber” o mejor traducido y comúnmente aceptado “trabajo del conocimiento”. El trabajo del conocimiento no tiene límites definidos, no hay un estándar para saber que se ha finalizado, cambia constantemente. Nadie hace las mismas cosas de la misma manera, evolucionan porque ellos y las propias organizaciones evolucionan. A esto se añade el incremento de distracciones que admitimos voluntariamente: Correos electrónicos, whatsapps, redes sociales, wereables, compromisos personales, reuniones interminables. Todo genera nuevos inputs que cambian en media hora cualquier planificación por prioridades, tareas de alta rentabilidad… etc, que aprendiste en los curso de gestión del tiempo. Es entonces cuando Allen nos hace LA PROMESA: Conseguir el estado de alerta de las personas que practican artes marciales o “la mente como el agua”. En este concepto nos vamos a detener hoy. Es muy motivante entender su significado y consecuencias para que te decidas a empezar con GTD. Todos hemos dicho alguna vez eso de “Be water my friend”. Quién no recuerda las palabras de Bruce Lee en el hipnotizante anuncio de BMW. “Vacía tu mente, libérate de las formas, como el agua. Pon agua en una botella y será la botella; ponla en una tetera y será la tetera. El agua puede fluir… o puede…golpear. Sé agua amigo.” La promesa de Allen es un método para tener todo bajo control, sin estrés, con el mínimo esfuerzo posible, tanto en el plano profesional como personal. Tela. Quién no ha tenido un día de esos en los que las horas han pasado por arte de magia y ha estado centrado, productivo, creativo. ¿Por qué no pueden ser todos los días así? ¿Qué lo evita?
Allen abunda con dos ejemplos ilustrativos:
– El primero del remero Craig Lambert. Su pelea, dice, es no frenar el casco perfectamente diseñado para avanzar, con un exceso de ahínco. Deben ser uno para que la embarcación fluya velozmente. – El segundo es la piedra en el estanque de agua. Las ondas son proporcionales a la fuerza y el tamaño de la piedra, pero el agua siempre recupera su calma. Tener la mente como el agua permite reaccionar de manera proporcional. Una piedra pequeña no puede estropearnos el día. De los coetáneos de Allen, Brian Tracy, en su impagable “Goals” (Metas) 2003, entre las estrategias para determinar y conquistar nuestros objetivos nos recomienda “permanezca flexible en todo momento”.
Ya en 2003, Tracy define 3 factores impulsores del cambio.
1.- La explosión de la información y los conocimientos en todos los campos de nuestra vida. Un único acontecimiento en cualquier parte del mundo puede cambiar nuestro negocio. El se refería al reciente 11-S pero todos conocemos las consecuencias de la caída de Lemann Brothers. Ahora le llamaríamos globalización. 2.- Rápido crecimiento y acelerada evolución de las nuevas tecnologías. Cualquier cosa en funcionamiento está obsoleta. 3.- La competencia. Son más decididos y creativos que nunca. Quieren llevarse nuestro cash-flow y si pueden, eliminarnos del mercado. Para permanecer flexibles nos recomienda tres afirmaciones básicas: 1.- “Estaba equivocado”. Un 80% del tiempo y la energía de muchas personas y organizaciones se pierde intentando ocultar el hecho de haberse equivocado. 2.- “He cometido un error” Admite que no eres perfecto. Una vez que decimos “estaba equivocado” y “he cometido un error”, todo el mundo puede ponerse manos a la obra para solucionar el problema. 3.- “He cambiado de opinión”. Sí. Se puede decir y no pasa nada. Ahora tengo más información y he cambiado de opinión. Pongámonos a trabajar. No es de extrañar que tengan éxito libros como “El Elemento” de Ken Robinson o Fluir: Una psicología de la felicidad de Mihály Csíkszentmihályi. Ambos desentrañan la felicidad y el estado de flujo que supone trabajar en algo que te encanta, normalmente desde la niñez. Ken Robison afirma “No podemos saber cómo será el futuro. El único modo de prepararse para él, es sacar el máximo provecho de nosotros mismos, en la convicción de que al hacerlo seremos todo lo flexibles y productivos que podamos llegar a ser.”
Flexibles y productivos. Como el agua.
Los últimos avances de la neurociencia también van en ese sentido. El premio nobel Daniel Kahneman, en su imprescindible libro “Pensar rápido, pensar despacio” define dos sistemas en nuestro cerebro: El SISTEMA 1 opera de forma rápida y automática, con poco o ningún esfuerzo y sin sensación de control voluntario. El SISTEMA 2 centra la atención en actividades mentales esforzadas, asociadas a la experiencia subjetiva de actuar, elegir y concentrarse. La mente como el agua frena la impulsividad de la parte uno del cerebro para facilitar el trabajo del sistema 2. También las nuevas técnicas como mindfulness se van imponiendo entre los trabajadores del conocimiento que buscan desesperadamente herramientas para reducir su estrés y llegar a ese estado de flujo. En el fondo, como afirmó el Dr. Victor Frankl, como superviviente de campos de concentración nazis, “La libertad es el espacio entre el estímulo y la respuesta”. GTD nos hace esa promesa: Su primer objetivo es “Capturar todas las cosas que necesitan hacerse, para ser depositados en un sistema lógico y confiable fuera de la mente” y así tener la “Mente como el agua” preparada para el resto de la metodología que iremos repasando en siguientes post. Y por supuesto, una correcta gestión de proyectos será una de las piezas claves para poner todo esto en marcha y que tu productividad aumente. ¿Te apuntas? Be water my friend!
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Vaya!, que agradable sorpresa ver que la herramienta de gestión de mi negocio también conoce y apuesta por la metodología GTD, que algunos llevamos años intentando practicando con mejor o peor acierto. Algo se veía venir con las mejoras en las listas de tareas. Aunque de momento toda esa parte la gestiono con Facile Things, os doy la enhorabuena por el esfuerzo e interés en ayudar a mejorar nuestra productividad.