Hipoteca
El término hipoteca es uno de los más utilizados en el ámbito de la economía personal y familiar pero a menudo no se conoce en profundidad qué representa exactamente a nivel bancario y qué particularidades ofrece.
Según su definición oficial ofrecida por el Banco de España, una hipoteca es “el préstamo cuyo pago está garantizado por el valor del propio inmueble sobre el que se solicita la hipoteca”.
En este producto bancario, el banco presta una cantidad económica – capital del préstamo como prestamista a cambio de un compromiso firme y avalado de devolver dicha cantidad más intereses. El pago y devolución se realizará a través de cuotas periódicas pactadas entre ambas partes.
Una de las principales diferencias de este préstamo con otros es la garantía adicional que supone que es la del propio bien adquirido a través de la propia hipoteca.
Elementos de una hipoteca
Como en todos los préstamos, hay diversos participantes y partes que lo constituyen. En este caso, no es diferente.
- Capital del préstamo: el dinero que se solicita y se va a prestar.
- Prestamista: la parte que presta el dinero, en este caso, el banco.
- Solicitante – Receptor: el que va a recibir el préstamo y tendrá que hacerse cargo de los pagos.
- Cuotas: la forma de pago a través de la cual se devolverá el préstamo.
Características de una hipoteca
Una hipoteca o también llamado préstamo hipotecario es el dinero que se presta – cede a una persona por parte de un banco para realizar una compra de un inmueble que a su vez, será la garantía del propio préstamo en caso de no abonarse y devolverse.
Tiene como principales características:
- Supone un compromiso financiero importante en el futuro. Suelen ser a medio – largo plazo.
- El importe es elevado y por ende, la extensión en el tiempo para su reintegro.
Condiciones para una hipoteca
Uno de los puntos más relevantes de una hipoteca son las condiciones que tienen que darse para que el banco la adjudique y apruebe.
El prestatario (receptor) deberá acreditar suficiente solvencia y seguridad económica como para asegurar el pago de la hipoteca en todas sus cuotas. Deberá tener ingresos recurrentes y adecuados a la deuda a asumir. Igualmente, se deberá aportar unos ahorros iniciales e ingresos netos determinados para que el banco acepte la operación.
La hipoteca suele tener un tope máximo que corresponderá al 80% del valor de tasación de la vivienda o bien inmueble. Jamás podrá superar el 100% del valor del bien.
Para poder aceptar la operación, el banco realizará un análisis y estudio pormenorizado de la capacidad de endeudamiento del solicitante. Para ello, accederán a la información sobre los ingresos y gastos del mismo en función de los cuales podrá realizarse una estimación de su capacidad de devolución.
Lo apropiado es que la cuota no supere el 30 – 35% de los ingresos mensuales una vez deducidos los gastos habituales. Se recomienda igualmente que exista un ahorro del 20-25% del valor total de la vivienda así como un 10% destinado a gastos asociados a la transacción y la propia vivienda.