Las ‘startups’ que pasaron con éxito del capital riesgo y apostaron por un préstamo ENISA
En mitad del laberinto en que se adentran los intrépidos emprendedores no siempre tienen la oportunidad de encontrar el camino más ventajoso para afianzar su proyecto. Por culpa de su inexperiencia, en la aventura de crear su propio negocio son muchos los que solo contemplan dos opciones de financiación: apostar por un préstamo tradicional o dejarse convencer por un inversor que, a cambio de su dinero, se quedará con una participación en la empresa. Pero, aunque muchos no lo crean, existen otras opciones. Si no pueden asumir los elevados intereses de los clásicos préstamos que ofrecen los diferentes bancos ni quieren que terceros tomen parte en sus negocios, por muy elevada que sea su inversión, pueden recurrir a una tercera vía. Los préstamos participativos que otorga la Empresa Nacional de Innovación Sociedad Anónima, más conocida como ENISA, son una alternativa a tener en cuenta.
Los préstamos de ENISA
Desde el año 1995, este organismo de capital público dependiente del Ministerio de Industria, Energía y Turismo pone a disposición de los emprendedores una herramienta de financiación que presenta no pocas ventajas, entre ellas unos intereses que se ajustan a la evolución de las cuentas de la compañía. Como cuenta Iñaki Arrola, fundador de coches.com, que se benefició de un préstamo ENISA en su momento y ahora dirige la sociedad de capital riesgo Vitamina K, esta institución asigna un tutor a cada pyme para que se encargue de guiar y aconsejar a sus fundadores a la hora de tomar decisiones. No obstante, la última palabra es de los socios: se equivoquen o acierten, podrán seguir contando con esta inyección de dinero. Por este motivo, no son pocas las empresas que han apostado por esta alternativa de financiación y han conseguido llegar muy lejos. Una de ellas es Scytl, una firma española pionera en los sistemas de voto electrónico.
Con más de veinte años de trayectoria a sus espaldas, y tras poner en marcha proyectos en más de 42 países, su CEO, Pere Vallés, ha destacado que los préstamos ENISA supusieron un enorme impulso cuando aún eran una pequeña startup. En su caso, recibieron hasta cuatro inversiones: 200.000 euros en 2004 y 2006, 350.000 euros en 2008 y, por último, 250.000 euros en 2009. Aunque la compañía ha recibido también distintas rondas de inversión,Vallés cuenta que el respaldo que garantizan los préstamos participativos, sobre todo en los comienzos, es de gran ayuda. En su caso, también hace hincapié en la atención personalizada del técnico que les asignó la empresa pública y que les guió en la toma de decisiones. “Era una persona rigurosa, incluso dura a veces, pero sabía quiénes éramos, qué hacíamos”, explica. “Llegó a tener un conocimiento de nuestro negocio bastante profundo y, por eso, apostó por él”. Otra de las compañías que se decantaron por un ENISA y lograron afianzar su posición es Habitissimo. Esta empresa, que ya cuenta con 125 trabajadores, también recurrió al préstamo participativo. En su caso, obtuvieron en dos ocasiones la financiación necesaria para seguir creciendo.
En 2010 obtuvieron 100.000 euros a través de la línea Pyme (una de las siete de las que dispone ahora mismo este organismo de capital público), y en 2013 consiguieron otros 150.000 por medio de la línea Expansión. Al igual que Scytl, Habitissimo obtuvo sus recursos por diferentes vías. Después de arrancar el proyecto con sus propios ahorros, allá por 2009, lograron entrar en la aceleradora SeedRocket y cerraron sus primeras rondas de inversión. No obstante, tal y como relata Jordi Ber, su cofundador y CEO, el ENISA fue decisivo. “Puedes convencer a alguien para levantar una cantidad de dinero, pero el hecho de que Enisa aporte esa cantidad o una parte proporciona fortaleza financiera y, en nuestro caso, desde luego ha sido clave”, afirma Ber.
También Parclick, la empresa que nació en diciembre de 2011 para ayudar a los conductores a encontrar aparcamiento por medio de una aplicación móvil, se ha beneficiado de las ventajas que conlleva apostar por un préstamo participativo ENISA. En este caso, como reconocía el propio Luis París, cofundador y CEO de la compañía, de no haber sido por el impulso económico que les reportó no habrían logrado sacar adelante su negocio. Con varias rondas de inversión a sus espaldas, París reconoce sin tapujos que el primer préstamo que recibieron por la línea Jóvenes Émprendedores fue de vital importancia. “Fueron aquellos primeros 48.000 euros los más críticos, porque en ese momento nadie apuesta por ti”, afirma el responsable de Parclick. Esa primera inyección de recursos llegó en 2011. Tres años más tarde, consiguieron otro préstamo de 100.000 euros de la línea Competitividad. A día de hoy, su aplicación ofrece las plazas libres de los parkings de más de cien ciudades repartidas entre España, Portugal, Francia e Italia. Y ahí no acaba todo. “Parclick nació con la visión de ser líder europeo del parking online y dominar ese mercado”, sentencia Luis París. Estas son solo algunas de las compañías de éxito que se decantaron por ENISA.
Hay otras conocidas por todos, como BuyVip, que también se financiaron de este modo. La compañía de comercio electrónico por la que Amazon pagó 70 millones en 2010 también había recurrido en sus inicios al préstamo participativo. Por todo ello, a la hora de enfrentarse a la difícil labor de conseguir dinero para sus startups, resulta imprescindible que los emprendedores conozcan todas las opciones posibles. Así, en función de la fase del proyecto en que se encuentren, de la cantidad de inversión que necesiten, de cómo se haya organizado la compañía y de otros tantos factores, podrán decantarse por una u otra herramienta de financiación sin lamentar después las consecuencias.
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